Mi experiencia con Ale Rivero comenzó desde el momento en que nací, ya que desde ahí me he fijado en todo lo que ha hecho, siempre ha sido mi modelo a seguir y he tratado de seguir sus pasos.
Desde pequeño siempre me recomendaba y me decía qué era lo mejor para mí, trataba de hacer que no cayera demasiadas veces, y cuando lo hacía, siempre era el primero en tenderme la mano para levantarme. Ha sido mi mejor amigo y compañero en este viaje durante casi dos décadas, pero durante el viaje, aterrizamos en un nuevo destino cuando decidió cambiar su vida. A partir de este momento mi hermano cambió sus hábitos alimenticios por unos más saludables, y con esto hacía que no sólo yo, sino toda la familia se fijara en lo que hacía y tratáramos de imitarle, tratáramos de ayudarle y de adquirir dichos hábitos nosotros también.
A veces la situación era difícil debido a que mi familia y yo hemos sido siempre bastante golosos, pero cuando hemos caído en la tentación siempre ha estado ahí él para poner una mala cara, una «bronca», una «bronca» que a mí me dolía no sabéis cuánto debido a la admiración que siempre le he tenido. Esto hizo que tratara de continuar el sendero que había allanado para mí, a su lado, como siempre, pero esta vez hacia la salud.
Una vez mi hermano hubo conseguido un cuerpo diez, y se hubo convertido en entrenador personal, mi deseo de ser como él incrementó aún más, haciéndome dar el primer paso: apuntarme en el gimnasio. Esto fue ya hace poco más de un año, y la verdad es que sin su apoyo, sin sus consejos y sin su constancia seguro que ahora mismo no estaría ni seguiría donde estoy. Desde el primer momento siempre estuvo ahí para ayudarme, para decirme cómo y por qué hacer las cosas, me describía la manera exacta de hacer los ejercicios y los importantes detalles de estos; y esto por no hablar de la dieta y las comidas, ya que he aprendido a cocinar gracias a mi intención de adquirir sus hábitos.
Desde que comencé siempre ha habido dos maneras de entrenar: la del gimnasio y la suya, la de Ale, la que la gente desea y ve de fuera, pero que no sabe cómo empezar o hacer. Su manera de entrenar ha hecho que me pierda clases, ha hecho que duerma menos y ha hecho que me sacrifique con el único objetivo de poder entrenar con él. Seguramente todos los que me estén leyendo y no hayan entrenado con él estarán confusos con esto, pero la satisfacción con uno mismo tras el trabajo realizado no tiene nombre, no puede ser descrita en este testimonio.
Podría seguir escribiendo sobre lo que ha cambiado mi vida con Ale Rivero durante muchas horas y folios más, pero la verdad es que no hay nada como la experiencia, y si no la adquieres, por mucho que leas, nunca vas a experimentar la sensación de felicidad con uno mismo. Ale Rivero, mi hermano (no sabéis lo que presumo de ser su hermano) ha cambiado mi vida, la de mi familia, y estoy seguro que la de todos sus clientes y amigos gracias a sus consejos y a su deseo por ayudar a la gente que le rodea.
Gracias, hermano, por todo. Eres el mejor.
Leave a Comment